Por Hassel Martínez
Sin las perillas, en completo desuso o con los picos quebrados, están en su totalidad los hidrantes de la universidad, a excepción del que está ubicado en el edificio de las maestrías.
De 11 oasis o hidrantes, 7 están completamente destruidos; hay 3 donde los estudiantes pueden llenar sus botellas, pero haciendo un esfuerzo porque las perillas están quebradas.
El hidrante del edificio K casi no es usado por los estudiantes debido a que no transitan mucho por allí, por tal razón, es el único que se encuentra en perfecto estado.
Existen universitarios que no disponen de dinero para comprar botellas con agua, por eso aguantan sed cuando reciben clases, tal es el caso de Eliud López, estudiante de Enseñanza del Inglés, quien expone que no ha encontrado un oasis bueno.
Katherine Espinoza, estudiante de administración de empresas, asegura que “aunque es asqueroso” se ve obligada a beber agua en los lavamanos de los baños, para lograr calmar la sed.
Para Rodolfo Ampié, uno de los encargados de mantenimiento, el estado de destrucción de los oasis se debe al mal uso que le dan los estudiantes. Según Ampié, ellos “no tienen manera para sacar el agua”, es decir, no lo hacen de la forma correcta que se indica en los papeles pegados en los hidrantes y paredes. También se debe “a la calidad de los mismos, ya que la pieza para que salga el agua es muy frágil y se quiebra con facilidad”, finalizó el encargado.